Hoy en día las
empresas pueden competir en dos mundos no excluyentes pero sí complementarios:
un mundo real de recursos que se pueden ver y tocar, mercado físico y un mundo
virtual en el que los bienes y servicios adoptan la forma de información
digital y se pueden prestar a través de los canales de comunicación, mercado
electrónico (Rayport y Sviokla, 1996).
La diferencia entre ambos mundos no es tan clara,
podríamos decir que lo real y lo virtual son dos extremos de un continuo y las
empresas (agentes que intervienen) se situarán más próximas a un vértice u otro
en función del número y tipo de transacciones (información, negociación, etc.)
que realicen a través de las redes de comunicación. No todas las empresas
pueden obtener ventajas competitivas mediante la virtualización absoluta, ya
que hay fases o transacciones que es imposible que pueden evadirse de lo real.
Saber aprovechar de una manera eficiente dichos procesos electrónicos no es,
desde luego, una tarea sencilla. Un modelo de negocio en Internet tendría por
objeto identificar la forma a través de la cual la empresa puede crear valor en
Internet. Según Kenney y Curry (2001) son cuatro las características únicas de
Internet frente a cualquier otra red de transmisión de información: la
ubicuidad, la interactividad, la velocidad y la inteligencia, aspectos sin duda
importantes a la hora de definir el negocio.
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